La Universidad de Valladolid es la decana de las universidades españolas. Vinculada en su origen al Estudio General de Palencia, la Universidad de Valladolid fue, desde su creación a principios del siglo XIII, una universidad bien organizada, modelo para otras destacadas universidades surgidas a lo largo de la Edad Media. En el siglo XVI es declarada, junto a las de Salamanca y Alcalá, una de las tres Universidades Mayores del Reino. En 1589 Felipe II concede a Valladolid el Privilegio de la Conservatoría por medio del cual se reconoce plenitud institucional y una completa jurisdicción exenta, reconociendo con ello de forma explícita la tradición y autonomía que de facto disfrutaba la Universidad de Valladolid basada en la autoridad apostólica, en la autoridad real y en “la costumbre y uso inmemorial”.
Desde comienzos del siglo XIX, la Universidad de Valladolid verá aumentar el número de sus alumnos hasta alcanzar, sucesivamente, un área de influencia regional y nacional. No obstante, la reestructuración del Distrito Universitario, en la segunda mitad del siglo XX, cercenó notablemente su otrora extenso ámbito territorial, pero a cambio dio origen a tres nuevas universidades: País Vasco, Santander y Burgos. Por fortuna, estas pérdidas se fueron superando y compensando, merced a la creación de nuevos centros, a la ampliación y diversificación de los estudios impartidos y sobre todo a la incorporación de los campus de Soria y Segovia.
Tan dilatado proceso histórico ha convertido a la ocho veces centenaria Universidad de Valladolid en uno de los más importantes centros de Enseñanza Superior de España, rico en enseñanzas y puntero en muchos campos de investigación. En la actualidad, cerca de 2.440 profesores e investigadores y 950 personas vinculadas a la administración y servicios, dedican su trabajo y esfuerzos cotidianos para que la Universidad de Valladolid lleve a cabo su labor y responda con éxito a la exigencia de calidad docente e investigadora que la sociedad demanda.