El origen de la fundación de la Universidad de Sevilla está en 1505, cuando el Arcediano de la Catedral de Sevilla, Maese Rodrigo Fernández de Santaella, obtuvo una Bula del Papa Julio II para erigir en la ciudad un Colegio-Universidad (el de Santa María de Jesús) que podría impartir enseñanzas de “Artes, Lógica, Filosofía, Teología, Derecho Canónico, Civil y Medicina”. En 1508, la Bula de 1505 fue confirmada por el mismo Pontífice, otorgando a la Universidad de Sevilla todos los privilegios que ya disfrutaban otras Universidades del Reino y desde entonces inicia una ininterrumpida trayectoria centenaria.
A mediados del siglo XX, la Universidad de Sevilla se traslada al edificio de la Real Fábrica de Tabacos, obra del ingeniero Van der Beer en el reinado de Fernando VI. En la década de los sesenta se crean las Escuelas Técnicas Superiores de Arquitectura e Ingenieros Industriales. En la década siguiente se crean los estudios de Económicas y Farmacia; se divide la Facultad de Ciencias que da lugar a las Facultades de Biología, Física, Química, Matemáticas y Química; y se crea el Colegio Universitario de la Rábida. La implantación de nuevos estudios viene acompañada por la descentralización geográfica de la Universidad. Se crean Centros en las provincias de Badajoz, Cádiz y Córdoba, de los que surgirán las actuales Universidades.